La pulverización térmica ofrece la posibilidad de aplicar una amplia gama de materiales de recubrimiento, como cerámicas, metales, aleaciones, cermet, carburos, polímeros y plásticos. Los recubrimientos por pulverización térmica permiten a los diseñadores construir piezas utilizando sustratos y materiales de recubrimiento, ninguno de los cuales sería posible por separado. También permiten utilizar materiales base baratos en aplicaciones exigentes de desgaste/corrosión, al poner las características mecánicas y de resistencia a la corrosión requeridas "en la superficie". Hay miles de aplicaciones en casi todos los sectores que aprovechan la rentabilidad de la tecnología de pulverización térmica.
El estricto control de los parámetros de pulverización permite la aplicación de una amplia gama de espesores, desde recubrimientos muy finos y densos hasta recubrimientos gruesos y altamente cohesivos aplicados a altas velocidades de deposición y espesores. Aunque la mayoría de los revestimientos aplicados por pulverización térmica se adhieren mecánicamente al sustrato, algunos revestimientos pueden someterse a tratamiento térmico (difusión) para lograr una unión más fuerte con el sustrato. La pulverización térmica también permite elegir materiales de revestimiento cuyo punto de fusión es superior al del sustrato. La mayoría de las piezas pueden pulverizarse con un precalentamiento o postratamiento mínimo o nulo, y la capacidad de controlar el aporte de calor al metal base es bien conocida y, por tanto, muy controlable. Las piezas pueden ser recubiertas "nuevas" o reconstruidas/reacondicionadas, a menudo por una fracción del precio de los materiales forjados o de sustitución.
